Dionisio Araújo Vélez nació en Cartagena en 1948 y desde 1957, debido a la actividad política de su padre Alfredo Araújo Grau, se radicó en Bogotá. Allí adelantó en el Liceo de Cervantes sus estudios escolares y más adelante en la Universidad Javeriana, sus estudios de Derecho que culminó con una tesis de grado sobre la Naturaleza Jurídica de las Tarjetas de Crédito.
Sus primeros oficios fueron en Diners Club de Colombia y poco tiempo después abrió su oficina independiente de abogado. Fue llamado al servicio público durante el gobierno de Alfonso Lopez M. como viceministro de Minas y Energía en 1976, bajo la dirección del doctor Jaime García Parra. También se desempeñó más tarde como gerente del periódico El Siglo al lado del doctor Alvaro Gómez Hurtado y un poco después ejerció como Superintendente del Subsidio Familiar. Volvió a su oficina de abogado y en 1988 fue nombrado director de la Federación Nacional de Comerciantes FENALCO en la ciudad de Bogotá, cargo en el cual permaneció hasta 2008 cuando se retiró de la vida profesional, sin abandonar su actividad intelectual. En 2012 publicó una obra denominada “Pobrelitiquería, el vicio que perpetúa la Pobreza”, una crítica constructiva al ejercicio pernicioso de la política en Colombia, al que atribuye el atraso económico del país. En 2018 salió la primera edición de su novela Kibo, un análisis de las angustias de la sociedad contemporánea a la luz del estudio de la naturaleza original del ser humano que debe encontrarse en la vida y costumbres de nuestros antepasados prehistóricos.
Su afición por la pintura que le viene desde niño, comenzó a materializarse hacia 1982 en el taller de la pintora española Rosa Alvarez con quien aprendió sus primeras técnicas. Luego comprendió que requería un conocimiento más profundo y se matriculó en la facultad de Bellas Artes de la Universidad de la Sabana hasta el año 1988.
Sin descuidar nunca sus deberes profesionales cultivó con esmero su amor por la pintura y poco a poco fue avanzando en la búsqueda del estilo, de los medios adecuados, de la temática, del manejo del color. Ya en 1991 en la Gallerie D’Art en el World Trade Center hizo su primera exposición. Luego vinieron otras varias. En la misma Gallerie D’Art, en el Salón Cultural del Banco Ganadero (Hoy BBVA), en la Galería Diners, en la Cámara de Comercio de Bogotá, en la Galería de Fenalco y en el Salón del Club El Nogal.
Hablando de sus trabajos Darío Jaramillo Agudelo dijo que Dionisio Araujo “es un pintor que se gana el pan con actividades ajenas al arte, que se ha preocupado por tomar los cursos de pintura de la carrera de artes plásticas, y que juega el juego de la pintura sin las preocupaciones propias del pintor de profesión que vive pendiente de los dardos que la crítica pueda dirigirle porque no es un innovador en las técnicas. Al contrario, con deliberación y paciencia Araújo asimila una técnica pictórica conocida y adopta una visión impresionista de paisajes, bodegones, torsos o floreros. Con pasión, obsesivamente, como todo buen jugador, Araújo emprende una aventura pictórica donde no existe dibujo ni contorno, sino que las imágenes aparecen por los tonos que la espátula deja sobre una tela que, de pronto, da la ilusión de unos volúmenes que ha logrado la mano del jugador. El jugador que pinta por el placer de tropezar con la belleza”.